jueves, 8 de noviembre de 2012

PREMIO ESPEJO: CAMBIO NECESARIO Y CONSECUENTE





PREMIO ESPEJO: CAMBIO NECESARIO Y CONSECUENTE[1]
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El “Premio Nacional Eugenio Espejo”, constituye un distintivo nacional superlativo creado en 1975, destinado al reconocimiento oficial de las personalidades e instituciones que se han destacado en el quehacer cultural del Ecuador. Metafóricamente el “Premio Espejo” es nuestro Nobel Nacional.
Justamente, reconociendo su significación, consideramos que dicho Premio, -aparte de que debería ser incorporado dentro de la Ley Orgánica de “Culturas”, y del Sistema  Nacional de “Cultura”, (que espera el segundo debate y aprobación en la Asamblea Nacional)-, en tanto forma parte significativa de la institucionalidad cultural del país, requiere un consecuente, urgente y necesario cambio que debe incluir su reconceptualización, reglamentación y revalorización pública y social, con la finalidad de superar su  desnaturalización y el carácter simbólico o alegórico, tanto como subjetivo –en algunos casos también “palancocrático”-, del que se ha impregnado, y por lo cual ha perdido en gran medida su categoría, connotación y trascendencia. En otros términos, la realidad demanda el establecimiento de una solvente y pulcra normatividad que limite o impida la utilización discrecional, e incluso arbitraria de dicha premiación.[2]
Concomitantemente, las concepciones y disposiciones constitucionales vigentes exigen el mencionado cambio y re-creación, que tentativamente podríamos denominarlo PREMIO PLURICULTURAL DEL ECUADOR “EUGENIO ESPEJO”, con la finalidad de ponerlo a tono con la nueva visión y proyección social de la sociedad ecuatoriana, incorporando nuevas categorías de premiación que den cuenta de tal dimensión cultural.
En el aspecto operativo, consideramos que el Premio exige contar con los instrumentos del caso que garanticen la debida probidad, legitimidad y representatividad, mediante la adopción de nuevos procedimientos y requisitos, quizá más estrictos y transparentes que los establecidos para la nominación de altos cargos públicos, cuyo ejercicio es siempre temporal. (Hay que recordar que el Premio Espejo es de carácter vitalicio, tanto en lo que respecta al título honorífico como en lo concerniente a la retribución económica, que adicionalmente puede ser heredada.) 
Además, se buscaría con ello lograr la revalorización de la calidad personal y social de los premiados como ejemplo de vida e incentivación del talento nacional, pues en realidad constituyen referentes identitarios nacionales idóneos, aparte de facilitar y promover su activa participación individual y grupal -insuficientemente aprovechada hasta el momento presente-, mediante su valioso aporte en los campos de la cultura, ciencia y tecnología, orientadas a la construcción del Buen Vivir, como en efecto lo han venido haciendo.


[1] El presente artículo es un extracto de la “PROPUESTA PARA LA RECONCEPTUALIZACIÓN, REVALORIZACIÓN Y FORTALECIMIENTO DEL “PREMIO NACIONAL EUGENIO ESPEJO”, del mismo autor.
[2] Lo demuestra el hecho de que el conocimiento público de las personas que han sido galardonadas con el Premio es prácticamente inexistente. De igual manera, no existe el debido reconocimiento social, en términos de que dicho eminente grupo constituya un elemento de “orgullo identitario” nacional y popular, por lo menos en el grado que adquiere cualquier futbolista medianamente destacado. En cuanto a su desnaturalización, consta el hecho de que en la última entrega se asignó uno de los premios Espejo a un dirigente deportivo, si bien de jóvenes especiales, -sin que ello signifique, desde luego, el desconocimiento de la meritoria labor emprendida y llevada a cabo por dicha persona- que bien pudo haber sido reconocida a través del Ministerio correspondiente. 
Vale también citar al respecto el caso del Proyecto PROMETEO que, frente a la necesidad y reto de que el país adquiera una pronta y suficiente capacidad investigativa e innovativa, ha recurrido apropiadamente a convocar al personal extranjero jubilado y experimentado en el campo, ofreciéndoles varios beneficios y prebendas, pero ha olvidado a nuestros “Premio Espejo” supervivientes, que muy bien podrían participar y desempeñar un rol de primer orden en la coordinación, ejecución y resultados de dicho proyecto.