PREMIO
ESPEJO: CAMBIO NECESARIO Y CONSECUENTE[1]
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El “Premio Nacional Eugenio Espejo”, constituye un distintivo
nacional superlativo creado en 1975, destinado al reconocimiento oficial de las
personalidades e instituciones que se han destacado en el quehacer cultural del
Ecuador. Metafóricamente el “Premio Espejo” es nuestro Nobel Nacional.
Justamente,
reconociendo su significación, consideramos que dicho Premio, -aparte de que
debería ser incorporado dentro de la Ley Orgánica de “Culturas”, y del
Sistema Nacional de “Cultura”, (que
espera el segundo debate y aprobación en la Asamblea Nacional)-, en tanto forma
parte significativa de la institucionalidad cultural del país, requiere un
consecuente, urgente y necesario cambio que debe incluir su
reconceptualización, reglamentación y revalorización pública y social, con la
finalidad de superar su
desnaturalización y el carácter simbólico o alegórico, tanto como
subjetivo –en algunos casos también “palancocrático”-, del que se ha
impregnado, y por lo cual ha perdido en gran medida su categoría, connotación y
trascendencia. En otros términos, la realidad demanda el establecimiento de una
solvente y pulcra normatividad que limite o impida la utilización discrecional,
e incluso arbitraria de dicha premiación.[2]
Concomitantemente,
las concepciones y disposiciones constitucionales vigentes exigen el mencionado
cambio y re-creación, que tentativamente podríamos denominarlo PREMIO
PLURICULTURAL DEL ECUADOR “EUGENIO ESPEJO”, con la finalidad de ponerlo a tono
con la nueva visión y proyección social de la sociedad ecuatoriana,
incorporando nuevas categorías de premiación que den cuenta de tal dimensión
cultural.
En el aspecto
operativo, consideramos que el Premio exige contar con los instrumentos del
caso que garanticen la debida probidad, legitimidad y representatividad,
mediante la adopción de nuevos procedimientos y requisitos, quizá más estrictos
y transparentes que los establecidos para la nominación de altos cargos
públicos, cuyo ejercicio es siempre temporal. (Hay que recordar que el Premio
Espejo es de carácter vitalicio, tanto en lo que respecta al título honorífico
como en lo concerniente a la retribución económica, que adicionalmente puede
ser heredada.)
Además, se
buscaría con ello lograr la revalorización de la calidad personal y social de
los premiados como ejemplo de vida e incentivación del talento nacional, pues
en realidad constituyen referentes identitarios nacionales idóneos, aparte de
facilitar y promover su activa participación individual y grupal
-insuficientemente aprovechada hasta el momento presente-, mediante su valioso
aporte en los campos de la cultura, ciencia y tecnología, orientadas a la
construcción del Buen Vivir, como en efecto lo han venido haciendo.
[1] El presente artículo
es un extracto de la “PROPUESTA PARA LA RECONCEPTUALIZACIÓN, REVALORIZACIÓN Y
FORTALECIMIENTO DEL “PREMIO NACIONAL EUGENIO ESPEJO”, del mismo autor.
[2] Lo demuestra el hecho de que el conocimiento
público de las personas que han sido galardonadas con el Premio es
prácticamente inexistente. De igual manera, no existe el debido reconocimiento
social, en términos de que dicho eminente grupo constituya un elemento de
“orgullo identitario” nacional y popular, por lo menos en el grado que adquiere
cualquier futbolista medianamente destacado. En cuanto a su desnaturalización,
consta el hecho de que en la última entrega se asignó uno de los premios Espejo
a un dirigente deportivo, si bien de jóvenes especiales, -sin que ello
signifique, desde luego, el desconocimiento de la meritoria labor emprendida y
llevada a cabo por dicha persona- que bien pudo haber sido reconocida a través
del Ministerio correspondiente.
Vale también citar al respecto el caso del Proyecto PROMETEO que, frente
a la necesidad y reto de que el país adquiera una pronta y suficiente capacidad
investigativa e innovativa, ha recurrido apropiadamente a convocar al personal
extranjero jubilado y experimentado en el campo, ofreciéndoles varios
beneficios y prebendas, pero ha olvidado a nuestros “Premio Espejo”
supervivientes, que muy bien podrían participar y desempeñar un rol de primer
orden en la coordinación, ejecución y resultados de dicho proyecto.